Recuerdo la sensación de invulnerabilidad que tenía cuando era joven, al volante. ¿Un porro de vez en cuando? «Me relaja, no conduciré mucho tiempo». La conducción bajo los efectos del alcohol ha estado estigmatizada durante mucho tiempo, pero ¿el cannabis? Ese parecía más ligero, menos «peligroso». Entonces leí el estudio publicado recientemente, y todo cambió.
Lo que revela el estudio
El estudio realizado en el condado de Maryland (EE.UU.) muestra que alrededor del 41,9% de los conductores fallecidos en accidentes tenían THC activo en la sangre. Por qué Docteur+1
En otras palabras, casi un conductor de cada dos en este contexto había consumido cannabis poco antes del accidente.
En Francia, los análisis de saliva realizados en autobuses escolares entre enero y agosto de 2025 también revelan una realidad inquietante: de más de 30.000 controles, 119 conductores dieron positivo por un estupefaciente (el cannabis en primer lugar), frente a 63 por alcohol.
| Lee también Quieres iniciar un negocio en auge en el sector sanitario. Mylasertabac te ofrece formación llave en mano. |

Por qué se seguía restando importancia al peligro
Veo tres razones principales para ello.
- El cannabis se percibe a menudo como «menos grave» que el alcohol. Sin embargo, las investigaciones demuestran que el cannabis afecta al estado de alerta, prolonga el tiempo de reacción y deteriora la coordinación, todos ellos elementos esenciales para la conducción.
- Algunos consumidores creen que conducen «tranquilamente», sin sentir ningún efecto. El estudio subraya que la tolerancia existe, pero que enmascara el peligro a costa del deterioro de los reflejos.
- Hasta ahora, los mensajes de prevención han sido mucho más fuertes para el alcohol que para las drogas. Esta alineación tardía explica una persistente falta de concienciación.
Lo que recuerdo como padre, como ciudadano
Como padre, me doy cuenta de la urgencia de esta cuestión: un joven que se fuma un porro antes de conducir no se considera necesariamente «bajo la influencia». Y sin embargo.
En la carretera, cada segundo cuenta. El estudio es un recordatorio de que incluso un ligero impedimento puede bastar para que te pases de la raya. La Tribune Auto+1
Para mí, esto significa: hablamos de estos temas con mis hijos. Hablamos de la realidad; no dejamos que el tiempo y la inconsciencia se apoderen de nosotros.
Una buena información también significa comprender
Los efectos del cannabis al volante van más allá del simple «estado de embriaguez». Reflejos lentos, concentración alterada, cálculo erróneo de la distancia… Todos estos aspectos se han confirmado.
Una cosa que destaca el estudio es que no se trata sólo de cuánto fumas, sino de cuándo conduces después de fumar. Incluso los consumidores ocasionales pueden tener un efecto que dure varias horas.
Lo que podemos hacer hoy
- Es hora de abordar este tema con sinceridad: no como un «no debes», sino como un «sabes por qué lo digo».
- Introduce puntos de referencia claros: conducir implica que soy plenamente capaz; cualquier sustancia que debilite esta capacidad es incompatible con la conducción.
- Promueve la alternativa: para los que consumen, es mejor elegir un momento sin conducir, planificar un viaje de vuelta sin vehículo o posponer la conducción durante varias horas.
- Como estructura, educador o padre, tenemos que transmitir un mensaje que incluya el cannabis de la misma forma que hablamos del alcohol: no se trata sólo de legalidad, sino de seguridad.
Qué cambia en nuestra percepción
Este estudio me ha convencido de que el cannabis no puede tratarse por separado: es un factor de riesgo real para la conducción.
Puedo elegir consumirlo, pero tengo que entender que conducir después es un juego peligroso.
La sociedad también debe asumir este mensaje: controles más estrictos, campañas explícitas, intercambios con los jóvenes.
En conclusión
Hablar del cannabis al volante no es asustar a la gente: es hacerles pensar.
Un segundo de falta de atención, un reflejo lento, puede costar una vida.
Y esa vida… vale más que el momento.
Si hay algo que he aprendido, es que la libertad de conducir con seguridad merece que nos mantengamos alerta.
Y que el diálogo abierto y sincero puede cambiar el comportamiento.