les bureaux de tabac ferment, une baisse d'activité suite au augmentation du prix des cigarette en France

Pérdidas fiscales de 4.300 millones de euros: por qué se hunden los ingresos del tabaco en Francia

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Es una cifra que ha hecho toser a Bercy.
En 2023, los ingresos fiscales procedentes del tabaco disminuyeron en 4.300 millones de euros, un descenso histórico para un sector que durante mucho tiempo se ha considerado una gallina de los huevos de oro presupuestaria.
Detrás de esta cifra se esconde una constatación: los franceses siguen fumando, pero ya no compran sus cigarrillos en Francia.

Entre las compras transfronterizas, la explosión del mercado paralelo y los nuevos hábitos de consumo, la fiscalidad del tabaco atraviesa una profunda crisis.
¿Qué ha pasado realmente? ¿Y cómo se explica esta asombrosa pérdida para el Estado?

Un precio que se ha convertido en disuasorio… pero no para todos

Desde hace varios años, el gobierno francés aplica una política deliberada para convertir el tabaco en un producto de lujo, aumentando regularmente los impuestos.
El objetivo declarado es reducir el número de fumadores, mejorar la salud pública y compensar los costes de las enfermedades relacionadas con el tabaco.

El resultado: un paquete que costaba más de 12 euros en algunos estancos, una media de unos 11 euros, y un aumento constante.
Pero esta estrategia acabó teniendo un efecto inesperado: en lugar de dejar de fumar, algunos consumidores simplemente cambiaron de punto de compra.

La llamada del extranjero: las fronteras se convierten en lagunas fiscales

Con los precios disparados en Francia, muchos fumadores se dirigen ahora a los países vecinos: España, Luxemburgo, Bélgica, Alemania e Italia.
Las diferencias de precio allí son considerables: a veces hasta 4 € menos por paquete.

Desde 2023, la situación ha vuelto a cambiar con la nueva directiva europea que autoriza a los viajeros a traerse hasta 4 cartones, u 800 cigarrillos, de otro país miembro de la Unión Europea.
Una decisión legal, pero catastrófica para la Hacienda francesa: millones de fumadores compran ahora sus provisiones en el extranjero, a veces varias veces al año, de forma totalmente legal.

Para mucha gente, el cálculo es fácil.
Un viaje de ida y vuelta en coche a España o Luxemburgo ahorra varios cientos de euros.
Resultado: el consumo de tabaco no disminuye realmente, pero los ingresos fiscales se evaporan.

Lee también: ¿Cuánto costarán los cigarrillos en España en 2025?

Estancos en primera línea

Los estancos franceses son los primeros en notar este cambio.
Las ventas en Francia caen año tras año, amenazando a miles de comercios locales.
Algunos estiman que casi el 30% del tabaco que se consume en Francia procede ahora del extranjero o del mercado paralelo.

«Nuestros clientes no fuman menos, fuman de otra manera», dice un estanquero de Alsacia.
«Los que tienen la frontera a menos de una hora ya no compran nada aquí. No podemos competir con los precios de Luxemburgo».

Ante esta situación, la industria reclama una armonización europea de los impuestos sobre el tabaco.
Pero esta perspectiva está aún muy lejos: cada país defiende sus propios intereses económicos y sociales.

El auge del cigarrillo electrónico: entre la economía y la ilusión

Otro fenómeno sorprendente es el crecimiento del vapeo.
Muchos fumadores se están pasando a los cigarrillos electrónicos, no para dejar de fumar, sino para gastar menos.
Los e-líquidos, aunque están gravados, siguen siendo mucho más asequibles que un paquete de cigarrillos.

El vapeo también está atrayendo a una generación más joven, seducida por la variedad de sabores y la promesa de un «humo más sano».
Pero en realidad, la nicotina sigue ahí, y la adicción permanece.
Algunos expertos señalan incluso que, para muchas personas, el e-cigarrillo se está convirtiendo en un puente entre dos adicciones: dejar atrás el tabaco por otra forma de hábito.

Aunque puede ayudar a algunas personas a reducir su consumo, el cigarrillo electrónico no es una solución duradera para todos.
El menor coste sigue siendo el argumento número uno, muy por delante de la salud y el síndrome de abstinencia.

Una adicción que se mueve, no que desaparece

Esta situación ilustra una paradoja: Francia tiene menos fumadores «declarados», pero la adicción a la nicotina sigue siendomuy fuerte.
La necesidad de compensación, relajación o ritual sigue estando muy arraigada.

Y aquí es donde empiezan a surgir otros enfoques más suaves y holísticos, sobre todo la reflexología auricular con láser.

Láser antitabaco: un método suave cada vez más popular

Entre las alternativas naturales, cada vez se habla más del método láser antitabaco.
Inspirado en la reflexología auricular, consiste en estimular puntos precisos del pabellón auricular mediante un láser de baja intensidad.
Esta estimulación envía un mensaje al sistema nervioso, favoreciendo la liberación de endorfinas y calmando la sensación de abstinencia.

A diferencia de los sustitutos de la nicotina, este método no introduce ninguna sustancia en el organismo.
Actúa sobre la regulación natural de las adicciones y ayuda a reducir el estrés, que suele ser la causa de las recaídas.
Las sesiones, rápidas e indoloras, se consideran un apoyo holístico para el cuerpo y la mente, muy alejado de las soluciones químicas o punitivas.

Cada vez más profesionales se forman en este enfoque, sobre todo para dejar de fumar, pero también para otras adicciones: azúcar, alcohol, cannabis o gestión del estrés.
Es un método en rápido crecimiento, respaldado por testimonios de clientes que afirman haber recuperado su libertad sin dolor ni frustración.

El papel de las nuevas prácticas en la salud pública

A medida que las políticas fiscales alcanzan sus límites, el láser antitabaco y los enfoques naturales ofrecen una alternativa prometedora.
Forman parte de una estrategia de prevención y educación sanitaria, en la que los impuestos por sí solos ya no bastan.

El gobierno ha confiado durante mucho tiempo en el precio para desincentivar el consumo.
Pero esta estrategia ha fomentado sobre todo el mercado paralelo y las compras transfronterizas.
Necesitamos replantearnos urgentemente la política de salud pública sobre el tabaco, apoyando métodos que respeten el cuerpo y se centren en las personas.

Conclusión: un cambio de época en la lucha contra el tabaco

Los 4.300 millones de euros perdidos hasta 2023 no son sólo un problema contable: marcan un punto de inflexión en la sociedad.
Los fumadores buscan ahora soluciones más baratas, naturales y sostenibles.
El modelo basado en impuestos está mostrando sus limitaciones; la clave del éxito reside ahora en el apoyo personalizado, la prevención y la concienciación individual.

Los láseres antitabaco, la reflexología auricular y los nuevos enfoques del bienestar encarnan este nuevo enfoque.
Vuelven a situar a las personas en el centro del proceso de curación.

Y quizá algún día, las pérdidas fiscales del tabaco ya no sean una señal de fracaso económico… sino una señal de que la sociedad también ha aprendido a respirar de otra manera. 🌿

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