Tienen entre 12 y 27 años. Han crecido con Internet, las redes sociales, la vida rápida y la instantaneidad. Pero, sobre todo, son el blanco ideal de una nueva forma de adicción: más insidiosa, más aceptada socialmente, pero igual de peligrosa. ¿Está cayendo la generación Z en la trampa invisible de las nuevas adicciones? ¿Y si ahora sonaran las alarmas?
Adicciones que no dicen su nombre
La PEUF: el cigarrillo electrónico «invisible» pero peligroso
El PEUF, un cigarrillo electrónico desechable de aspecto colorido y sabor dulce, atrae cada vez más a los adolescentes. Promocionados como una alternativa «menos nociva» a los cigarrillos convencionales, son en realidad una formidable trampa de marketing. Detrás de su apariencia inofensiva, a menudo se esconde un contenido muy alto de nicotina, equivalente al de un paquete de cigarrillos.
¿Qué es lo más preocupante? El hecho de que se haya convertido en algo habitual. Las caladas se intercambian en los patios de los colegios como si fueran un accesorio de moda. Sin embargo, según una encuesta reciente, 1 de cada 2 adolescentes ha probado una calada antes de los 15 años. ¿El peligro? Una adicción precoz, trivializada y a menudo ignorada por los adultos.

Azúcar, pantallas, dopamina: los nuevos narcotraficantes de la vida cotidiana
Lejos del tópico de las drogas ilícitas, la generación Z está expuesta cada día a sustancias adictivas legales… pero son igual de preocupantes. El azúcar, omnipresente en bebidas, aperitivos, cereales y comidas preparadas, actúa como una droga blanda en el cerebro. Provoca picos de dopamina que crean una dependencia insidiosa difícil de romper.
Las pantallas y las redes sociales funcionan según el mismo principio: recompensas instantáneas, desplazamiento sin fin, pérdida de puntos de referencia temporales. ¿El resultado? Una adicción conductual con efectos comparables a los de las drogas, con alteraciones del sueño, ansiedad, disminución de la concentración… y una incapacidad para abandonar.
Cannabis light y ansiolíticos en libre circulación: falsa seguridad, riesgo real
Otra deriva masiva es el consumo de cannabis «light» (CBD) y ansiolíticos. Promocionados como productos relajantes, naturales o «legales», son utilizados por una parte de la generación Z para hacer frente al estrés, el malestar o el aburrimiento. ¿Y el problema? La automedicación se convierte en algo habitual a partir de la adolescencia, y en una puerta de entrada a adicciones más graves.
Estos productos, incluso los de venta libre, no están exentos de peligro. Crean hábitos de evasión y compensación, y crean un caldo de cultivo para el malestar crónico.
Por qué la generación Z es la más vulnerable
Una cultura del «placer inmediato
El mundo digital ha cambiado nuestra relación con el tiempo. Para la generación Z, todo está disponible inmediatamente: series, likes, juegos, productos. Esta cultura de la instantaneidad dificulta la gestión de la frustración y conduce a una búsqueda constante de nuevas fuentes de placer rápido. Una dinámica que predispone fuertemente a la adicción, en todas sus formas.

Herramientas de marketing ultra selectivo (TikTok, influencers, juegos online)
Las marcas han comprendido claramente el funcionamiento psicológico de los jóvenes. Los algoritmos de TikTok, las colocaciones de productos de los influencers o los videojuegos con compras integradas están diseñados para crear apego, incluso dependencia. Ya no hablamos simplemente de consumo, sino de captar la atención y las emociones.
Detrás de esta estrategia hay un único objetivo: mantener a los jóvenes «dentro», conectados e inclinados a consumir más. Es una forma de adicción invisible, pero terriblemente eficaz.
Falta de directrices educativas sobre las adicciones reales
Los jóvenes están mal informados sobre la verdadera naturaleza de las adicciones modernas. Mientras que los peligros del tabaco y el alcohol son bien conocidos, los del azúcar, el PEUF y las redes sociales siguen siendo poco enseñados en casa o en la escuela. El resultado es un comportamiento de riesgo que el entorno social ignora, normaliza y a veces incluso fomenta.
Los propios adultos carecen a menudo de una orientación clara sobre estas nuevas formas de adicción, lo que dificulta prevenir o reaccionar adecuadamente.
¿Qué puedes hacer antes de que las cosas se te vayan de las manos?
Señales que deben observarse en los jóvenes
La vigilancia comienza con la observación. Un joven adicto no se identificará como tal, pero hay señales de advertencia:
- Irritabilidad excesiva al apagar pantallas o PEUF
- Consumo compulsivo de bebidas o aperitivos azucarados
- Aislamiento, pérdida gradual de interés por las actividades de ocio «fuera de la pantalla».
- Problemas para dormir, inquietud, fatiga constante
- Consumo «dirigido»: para aliviar el estrés, relajarse, seguir el ritmo escolar…
Estas señales no deben ignorarse. Suelen indicar el inicio de una dependencia, aunque esté disimulada.
Romper tabúes y abrir el diálogo
El primer paso es hablar sin juzgar. Evita los discursos moralizantes o culpabilizadores, y opta por una postura de comprensión. Hacer preguntas, escuchar y compartir tus propias experiencias suele ser más eficaz que un sermón.
Poner palabras a lo que se vive permite a los jóvenes tomar conciencia de su comportamiento sin avergonzarse. También es una forma de volver a conectar con la realidad en un mundo digital a veces demasiado suave.

El láser antiadicción: una alternativa natural que conquista cada vez a más jóvenes
Existen soluciones innovadoras, naturales y eficaces para estas nuevas adicciones. El láser antiadicciones, un método suave derivado de la reflexología auricular, se utiliza cada vez más para tratar a los jóvenes que sufren adicciones: tabaco, azúcar, cannabis, estrés, pantallas,etc.
Esta técnica indolora actúa en zonas reflejas del oído, estimulando los circuitos de descarga del cerebro y reduciendo las ansias. Está especialmente indicada para la Generación Z, reacia al consumo de drogas y que busca métodos rápidos, eficaces y naturales.
Cada vez más jóvenes acuden a MyLaserTabac con sus padres, buscando equilibrio, confianza y liberarse de comportamientos compulsivos.
En conclusión
Puede que la Generación Z no fume como las generaciones anteriores, pero inhala otras formas de adicción, más modernas, más enrevesadas, pero igual de poderosas. El PEUF, las pantallas, el azúcar y los ansiolíticos no son detalles insignificantes. Están configurando un nuevo paisaje de la adicción, al que tenemos que responder rápidamente, con las herramientas adecuadas.
El láser antiadicciónofrecido en MiLáserTabaces una respuesta práctica, suave y eficaz a estos nuevos retos. Actuemos antes de que estas adicciones silenciosas se conviertan en prisiones invisibles para toda una generación.